lunes, 5 de noviembre de 2007

Un poeta en Luxor. Capítulo VIII.

La confusión, el caos, el miedo y la sangre era un espectáculo que jamás habían presenciado ninguno de los cinco gallegos y la catalana, pero siempre hay una primera vez para todo, y esa primera vez, fue para todos al unísono en Karnak. En medio del tumulto, apareció Manuel, apenas dos rasguños y el miedo que le invadía todo el cuerpo. –“vamonos de aquí” gritó Pepe Vázquez, ainda estamos a tempo. Los seis se juntaron y comenzaron la huida, el atentado se habia saldado sin victimas debido a la escasez de amonal y la impericia de los terroristas egipcios.“Two hundred american dollar to Abu Simbel?” le preguntó Pepe al taxista…-of course. Y partieron con un rumbo desconocido para ellos pero aburrido para el taxista.Antes de llegar y ya recuperados del susto, May les informó a sus amigos, la catalana callaba, que el lugar que iban a ver eran dos templos excavados en la roca mandados construir por Ramsés II, y que debido a la construcción de la presa de Asuán tuvieron que reubicarse y alguno de ellos, llevado al extranjero como el Templo de Debod, que estaba en Madrid, y que May era la única que lo había visitado. El resto, ni siquiera habían oído hablar de el, eso si, el Santiago Bernabeu todos lo conocían. Se hizo de noche y fueron directamente al Hotel, Hotel PIRAMIZA, digno de burgueses europeos, que en realidad era lo que ellos eran. Se ducharon, cenaron, Manuel se puso unas tiritas nuevas en las heridas, e inmediatamente, dejaron sin existencias todas las cervezas que el Hotel disponía en su ambigú. Montserrat, poco acostumbrada a la ingesta de alcohol decidió bailar la danza del vientre encima de una mesa de la cafetería. Los gallegos reían y los camareros egipcios ni pestañeaban, era la primera vez que veían el ombligo de una catalana, por cierto un ombligo de una candidez envidiable, esa noche se olvidaron todos de Ramsés II y de las culturas milenarias. Se dedicaron a la opción que suelen elegir los homínido con la ingesta de bebidas espirituosas. El apareamiento primitivo. A Juan, y sin quererlo le tocó con Montserrat, cosas del destino. Y a partir de aquí el viaje a la milenaria cultura egipcia cambio de sentido...

Un Poeta en Luxor. Capítulo VII.

-Cousa bonita!!!- Dijo el Panarro.Aquellos versos envolvieron el corazón del Panarro como el pan rallado envuelve a las croquetas. El de Palmeira era junto con el poeta el más perceptivo y sensible de los expedicionarios, además de un gran amante de la poesía. -Ayaso eres o máximo, you ! – continuó.La composición le había tocado la fibra, y en ese momento se sintió orgulloso de compartir viaje y aventuras con alguien capaz de apreciar la realidad como lo hacía Ayaso, alguien que pudiese describir el concepto de globalización de forma tan poética; aquella era una palabra fea, hipócrita la cogieras por donde la cogieras, y el poeta de Padín la había elevado al olimpo de las palabras, como quien decora una tarta con merengue; alguien capaz de aceptar una cita a ciegas en Egipto en una conversación a través del Chat, de escribir los más bellos poemas en servilletas de papel y con dieciocho cubalibres abordo, un personaje único, de un talento únicamente comparable en grandeza al volumen de su barriga.Un torrente de adrenalina recorría todavía las venas de los gallegos y el resto de supervivientes; todos sabían que aquel momento marcaría sus vidas para siempre, hasta que un desgarrador grito rasgó la tarde:- ¿Dónde esta Manuel? ….estaba allí, ..... donde la bomba! ..... - vociferó desesperado el poeta de Padín agarrando por la pechera a Pepe.La confusión de los primeros momentos y el subidón de sentirse vivos y enteros les hizo no percatarse de que faltaba uno de sus compañeros de viaje. Manuel, el peluquero.- Tranquilo Ayaso, sejuro que non lle pasou nada. Estate tranquilo. – Contestó Pepe, el capitán.- ¿Cómo vou a estar tranquilo? ¡Ven comijo Pepe, temos que ir alá e ver como está! – replicó Ayaso, sin mostrar el más mínimo atisbo de serenidad.- Respira e ponte tranquilo, que sejuro que non ten nada, xa o verás! - intentó tranquilizar Pepe.- Vamos alá Pepe, ostia. Ven conmijo e non me jodas. ¡qué carallo vou a estar tranquilo! ¡Vamos alá! - Touche disindo te poñas tranquilo que así non vas a nincún lado.- ¡Veña ostia! Vente alá conmijo, mi cajo na virgen do Carmen, mi cajo nas estrellas todas, mi cajo .... Un sonoro “¡Plassss!” interrumpió la nerviosa exposición del vate padinés, antes de que acabase la frase una esparrada a mano abierta dejaba escritos los dedos de la mano derecha de Pepe en la oronda cara de bolla de Ayaso haciéndola temblar a cámara lenta como si estuviese hecha de la más tierna gelatina.- Na virgen do Carmen non se caja nin Dios, ¿entendes tumbalobos do carallo? Que sea a primeira e a última ves que te cajas na santísima diante miña, e xa o podes ir retirando ahora mismo. – expresó enfadadísimo el marino.- Pepe hostia, que Manuel pode estar morto, deixate de parvadas e de vírgenes ...- ¿Cómo que me deixe de parvadas e de vírgenes? Touche disindo que retires o de cajarte na Virgen do Carmen, si qués que vaia contijo a aljún lado.- Bueno lo retiroo. Pero mi cajo en todas as vírgenes menos na do Carmen.- A min eso dame ijual, ¡pero na Santísima non te cajas ti oh!. -Sentenció Pepe.Ninguno sabía el porque de esa enorme devoción del capitán por la virgen del Carmen, aún siendo patrona de todos los marineros. En aquel momento de enorme tensión cualquier persona le hubiese permitido a un amigo cagarse hasta en sus muelas, pero algo les hacía intuir que para Pepe la virgen del Carmen significaba bastante más que sus propias piezas dentales.Una pick-up de Toyota con hombres armados disparando ráfagas al aire en su interior se alejaba del lugar donde minutos antes se había producido la explosión, a gran velocidad, ..... la casualidad o el destino, quiso que la furgoneta se cruzase con los gallegos..... ¿Quienes eran aquellos hombres? ¿Por qué huían? ..... nuestros amigos pronto lo sabrían ....El Panarro se atrevió a abrir el pico:- Esto me huele a mi a tinte caducado, .... esa gente me da mala espina ....-May, que también había permanecido callada se adelantó valiente:- Dejádmelos a mi, .... Pepe, Ayaso, vosotros iros a ver si Manuel está entre los heridos……

sábado, 3 de noviembre de 2007

Un poeta en Luxor. Capítulo VI.

Tras el desconcierto inicial generalizado, y cuando la excitación de su órgano viril fue descendiendo a la par que su liberación de adrenalina (motivado por lo tenso de la situación y por la visión de los cuartos traseros que le ofrecían los orantes), el “bardo de Padín” se repantigó sobre un pedazo de mármol que vagaba errante por las cálidas arenas del desierto, y acariciando los bajorrelieves que aun conservaba su improvisado asiento, pensó: -¡Ostiaendiós!, este país tampouco é tan diferente do noso. –Haiche terroristas tamén, bombas de palenque, fuejos fijos e voadores... e hai area dabondo coma en Corrubedo.

Este asociacionismo de ideas hizo que su vena poética le asaltará cual resorte interno. Y en ese mismo instante, mientras las ambulancias recogían a los turistas malheridos y todavía aturdidos por la situación, sacó de uno de los muchos bolsillos que poblaban sus pantalones, una pequeña libreta de argollas. Y del bolsillo de su “nique” un bolígrafo “bic naranja ©” (porque todo lo que escribía el ilustre glosador era fino), y dejó correr su imaginación, plasmando sobre el papel cuadriculado los siguientes versos:

Hállabame yo en el templo de Karnak
cuando una infausta sonata de truenos de mi plácido sueño osó despertar.
Aunque la situación era desesperada
Mi viril miembro mucho más se excitaba.
Mi preciosa acompañante era catalana (de Barna)
y como decían los Siniestro, me bailaba en la arena la sardana.
Las estatuas, los escribas y los templos
nada tienen que envidiar a la “República do Termo”.
Keops, Kefrén y Micerinos
en la dorna naufragarían como niños en Ajiño.
Del templo de Amón no extraeré nada tan valioso
como un atardecer en Coroso.
Para qué he de volver a Egipto,
si yendo a Chicolino estoy en el mismo país
y de cigalas y albariño me pongo fino.

Tras el despliegue arrollador de rimas asonantes (a, b, a, b), el poeta se levantó, se enjugó una lágrima y se acercó a sus acompañantes, declamándoles su nueva obra e interesando su opinión al respecto.

Un poeta en Luxor. Capítulo V.

-Hata micajo na puta madre que pareu estos moros de mierda- afirmó sin un ápice de rabia contenida el Panarro. Se limpió un hilillo de sangre que le resbalaba de la oreja izquierda y a la vez que se sonaba los mocos notaba un sabor un tanto familiar en las papilas degustativas, no sólo el sabor de su propia sangre; si no también el sabor de siglos de odio, el sabor de guerras nunca ganadas, de incomprensión, de la mierda de religiones que pueblan este planeta. Recordaba casi con lágrimas en los ojos las palabras de Thomas Friedman en el "Mundo plano"...Nunca dos países con Mcdonalds, excepto en los Balcanes, han estado en guerra.- Pero por Breoján, por qué de unha puta ves non acaban de cocacolanisar esta puta merda de paises e nos deixan en pas. Estou sejuro que si tuveran que pajar hipotecas, letras de coche e escolas privadas non andarían a joder con bombiñas de palenque e ideoloxías inspiradads por catro fanáticos que viven do conto. Estos pensamientos, aunque conociendo al Panarro suene raro, no llevaron más que unas décimas de segundo y unas interconexiones neurológicas que sólo se producen en adns del noroeste penínsular y en algunos parajes remotos como las Hurdes o la Cabrera. Todos estos pensamientos se desviaron cuando casi inconscientemente, sin ánimo de ofender e inevitablemente, sus pesados ojos se posaron, valga la redundancia, en las posaderas de la catalana. -Si as nativas deiquí tuveran un cu así non creo que esta xente fora tan violenta. Si tuveran mais sexo e resaran menos eu creo que mellor andaría a cousa. Siguiendo esta linea de pensamiento se acordo de que en el pais vasco hay cachondas y buenos culos... y todavía esos hijos de puta siguen poniendo bombas. No le encuentro más lógica que el que sean impotentes, frustrados sexuales con eyaculaciones precoces exageradamente cortas o que sean producto de incestos vanagloriados como preservación de una raza que parte rocas con la cabeza. -No te entiendo nada che. La catalana se acerco al Panarro que con ojos como samborcas ahora estaba hipnotizado con un par de tetas que por el hecho de encontrarse a los pies de una cultura milenaria a el le sugerían dos auténticas piezas de museo que debieran conservarse intactas para la posteridad. Paralelamente, o mejor dicho perpendicularmente, Juan, en cuclillas, se tocaba para ver si estaba entero, los oídos le zumbaban intensamente, sin embargo y a pesar de todo se echo la mano al bulto para saberse verdaderamente intacto. -Me importa un collón la autoría intelectual, total no la van a castigar ni penalizar. Que me lo dejen a mí -pensaba- y le va a quedar el culo como una lamprea en su mejor degustación, menstruado hasta que muera. La gente comenzaba a levantarse ayudandose unos a otros, un sentimiento de solidaridad que tan sólo se erige ante la completa desgracia, no se si antes o después del vandalismo y el pillaje. Las sirenas que en estos paises siempre llegan tarde comenzaron a sonar un poco más rápido de lo habitual. Los nativos que también querian ser auxiliados se acercaban a las ambulancias para ser rechazados en favor de los turistas que son los que dejan la lana. -Por favor, por favor, dejen paso a la gente de piel blanca y a los japoneses encamarados con tecnología de última generación -gritaban las autoridades. Los moros y negros que se aparten por favor, dejen paso, no estorben. Un pequeño grupo de gente comenzo a aglomerarse de rodillas rezando hacia la Meca. Juan al ver todos aquellos culos con chilaba no pudo evitar volverse a tocar el bultaco, quiero decir el bultazo. -Descaradamente esto no es un atentado, esto es una mariconada con todas las de la ley. Como que me llamo Juan Ayaso que me los follo a todos sin compasión. Miro a su alrededor buscando a sus compañeros de viaje y conteniendo las lágrimas lanzó su grito de guerra: -Breoján y cierra Jalisia. Ahhhhhhhhhhhhh!!!!!!!.

martes, 30 de octubre de 2007

Un poeta en Luxor. Capítulo IV.


Apenas se podía respirar en el denso aire ardiente de la tarde. Sentados bajo una palmera los miembros de la expedición, exhaustos tras la visita al templo de Esna, mantenían una charla-coloquio, tan profunda como desordenada, sobre diversos aspectos políticos de la historia egipcia.-Pois o tutancamón sí que tuvo suerte, o cabrón. Porque se non fora polo sojro, iba ser faraón polo carallo abaixo.-¡Polo sojro! ¿Qué sojro dis tí, hom?-Coño, ¿e ló ti non sabes que era o xenro de amenufis cuarto?-¡Non me jodas! ¿O home de nefertiti?-E ló, dinastía dasaoito. Sei que ademáis a filla estaba moi cachonda.-¡Caaaarallo poo tipo! ¡Qué vista tuvo! Quén pudera.-Pásame unha caladiña, oh.-E entonses, ¿tutancamón non foi o que estuvera casado con nefertiti? ¿Ou fora con cleopatra?-Toma.-Non, home, non. Nefertiti era a sojra, non che dijo? O que casou con cleopatra foi sésar; bueno, casar, non casou. O tío, polo visto, hinchoulle a barrija e dispóis larjouse, lógico.-… e foi entonses aí cando ela ajarrou e liouse co marco antonio.-Eeeesato.-Ímonos, oh, non hai quen ajuante con este salleiro.-Pero o fillo tuvérao, ¿nonsí?-Sí, oh, e hastra lle puxo comoo pai: sesarión.-Arrecarallo, vaia nombre. Oes, líame un pra min, fai favor, oh.-A ver se aprendes dunha puta ves, macho, que xa jode.-Bue, se o pensas un pouco, é coma a xente que lle pon Pepiño ó fillo, pra non confundilo co pai, Pepe. A min paréseme normal.-Home, eso sí, có; pero non me dijas: cánto millor queda Pepe que, eu qué sei, Tolomeo vintesinco.- “¡¡Tolomeo-vintesincooooooooo!! ¡¡Pasa práaa casa, cona que te dou, que hoxe heiche de masar a jolpes!!”-¡¡¡PUTAS MOSCAS DOS COLLÓNS!!!-Pois imagínate: “¡¡¡Amenenjácuarto-dinastía doseeeeeeeeee!!!, micajo hastra no pai que che fixo!!!”-Pois houbo dous reis que se chamaron Pepi I e Pepi dous.-Ah, sí, da dinastía menfita, ¿naverdá?, a das pirámides de queós, quefrén e misebrina.-Miserino.-Eso, miserino.-¿E o marco antonio non fixo nada cando soupo que ela tiña un fillo de outro? ¿Non a vareou?-Qué vaaa. Ó contrario, seique o tío portouse a hostia de ben con él (bueno, e con ela tamén, levouna a roma e todo). Fixoo rei, con iso díjocho todo: tolomeo quinse (claro que antes a nai tuvo que matar ó seu tío, tolomeo catorse).-¿De qué dinastía será don sesáreo?-¿Non foi a chavala esa a que se suisidara con veneno de tantírola?-¿Quén?-Cleopatra, quen vai ser.-¿De qué cleopatra estades a falar, cleopatra terseira?-Toma, mátao tí.-Arremicahonavirhen, teño os collóns coma duas patacas nunha ola de caldo ó lume. Qué calor, la hostia. Estou encharcado en sudor.-Non, home, non, cleopatra sétima.-Pero non foi con veneno de tantírola, senón de culebra.-Aaacabáramos.-Eu penso que estades equivocados. Pa mín que foi ransés sejundo quen a matou por culpa dos selos.-Dios, teño o nique pejado ó corpo. Mimadriña, qué calor, puta madre.-¿Pero qué carallo ten que ver ransés sejundo con cleopatra?-¡Arrehostia! ¡Qué ten que ver, disque! Porque este tío estaba a hostia de mosqueado con moisés porque a muller seique non lle sacaba os ollos denriba.-Este está mal da cabesa.-En penso que estás equivocado. Por serto ¿ónde carallo estará a catalana? Dixo que viña ensejida…-¡Pero qué cohones ten que ver aquí moisés!-¿De qué dinastía estades a falar? ¿Da desanove?-Non macordo. En calquer caso era tebana. O rollo é que ransés sejundo non tuvo que ver con cleopatra, porque ela era ainda moi noviña, eso sejuro.-Sejuro que era da dinastía tebana.-Tan noviña que ainda non nasera.-Sí que tarda a tipa. ¿Non estará rejateando naljún puesto do mercado?-Oistedes? Quén foi o primeiro dos tebanos? ¿Acordádesvos? Teño unha lajuna...-Ransés sejundo era un jichón de carallo: disque tuvo un sento de fillos.-Eso é fásil, home. Foi mentujotep, que fora rei de tebas antes de unificar ejíto.-Home, ten en conta que ransés tamén tuvo contatos carnales con varias prinsesas ititas, e así calquera.-Hipóstila, hai que joderse co palabro.Una impresionante explosión seguida de un breve tiroteo puso fin a la conversación.

En unos segundos la calle se quedó vacía, sumiendo a nuestros aterrorizados paisanos en un profundo y angustioso silencio.

lunes, 29 de octubre de 2007

Un poeta en Luxor. Capítulo III.

Con un ligero retraso, los cinco gallegos, Juan, May, Pepe, Manuel y el Panarro, y la catalana, subieron al Boeing 747 de la Compañía Air Cairo. El vuelo duró unas 4 horas cruzando el Mediterráneo por encima de Italia y de Sicilia, enfilando después hacia Alejandría, se adelantan los relojes de pulsera y al desembarcar del avión el tropel de nuevos viajeros gallegos es recibido por la amable policía turística egipcia que con una amable sonrisa les pregunta en italiano si son italianos. Io si, le contesta en un malísimo italiano Juan Ayaso en un alarde de humor exquisito. Los policías no le creen y se lo preguntan a Pepe. No, we are spaniards, from Spain. Ok. Thank you, contestan los agentes egipcios y pasan a visarles sus pasaportes, previo pago de 50 libras egipcias por cabeza. Los agentes visten un cómodo y fresco uniforme completamente blanco con correajes y boina negra. Una imagen muy pintoresca para la llegada. En el aeropuerto de Luxor las autoridades les ofrecen cambiar los euros por libras egipcias. Es muy recomendable hacerlo así, el cambio es muy ventajoso y a la larga se puede comprar mucho más barato con las libras que con los euros. Además, los billetes de fracción de libra o piastras vienen muy bien para las imprescindibles propinas que se deben repartir convenientemente durante todo el tiempo de estancia en el país de los faraones. También es necesario familiarizarse pronto con la moneda local, y tener muy en cuenta que los taxistas egipcios son de todo menos buenos; Juan Ayaso estuvo a punto de ser estafado por uno de ellos, que, confundió un billete de 100 libras con uno de 10. Juan sentenció con un "claro". “Eu cos billetes de mais de 50 nunca teño dudas, tantos sexan euros como libras”. El taxista calló la boca y se largó cabizbajo. Un autobús los traslada al puerto de Luxor donde una embarcación de lujo los espera para pasar su primera noche y su primera singladura, hacia Esna. Suben el equipaje, y mientras se sueltan las amarras los gallegos se toman su primera ducha en la embarcación después de un viaje un tanto duro y caluroso. Fuera la luna llena alumbra El Nilo, el rio mas importante en lo que se refiere al nacimiento de Civilizaciones. “Joder que jrande é este río”, fueron las primeras palabras del Panarro, cuyo río mas grande que había visto era el Esteirón, que divide Palmeira de La Puebla.

Un poeta en Luxor. Capítulo II.

-¿De qué coño conosco yo al que ha recojío a la jamona esta?”, se preguntaba Ramón Jiménez, extremeño afincado desde hacía 30 años en Barcelona, residente en Cornellá de Llobregat, españolista y taxista por obligación ya que su sueño de juventud siempre había sido ser torero, después de dejar a las puertas de la Terminal internacional del Prat a Montserrat Castells i Fuxó, ilustre arqueóloga catalana y más barcelonista que los patucos de Joan Gaspart. A pesar de la torneada silueta de la investigadora que acababa de dejar, Ramón se fijó en el rostro de Ayaso, “ezte é un famoso que no me acuerdo de quién é, zerá posible, pero por mi hüevo que si lo voy a zabé”. Un “¿está libre?” lo hizo dejar sus ensoñaciones detectivescas y siguió la faena del día que consistiría, si no había nada raro, en tres o cuatro carreras por la Diagonal, cinco carreras al aeropuerto y un par de timos a extranjeros del norte de Europa que bien entrada la noche los hacía recorrer tanto la Ronda Litoral como la Ronda de Dalt para visitar las céntricas Ramblas. Ya terminado su turno llegó a Cornellá y logró aparcar en uno de los pocos sitios que todavía no eran hora azul de la Carrer de Joaquim Rubio i Ors. Tuvo a bien tomarse una “servesita fría” en el bar de la esquina antes de que su mujer llamase a Radio Taxi para ver donde se había metido y aquel resquemor que seis hora antes le había martirizado unos minutos finalmente se apagó ; al final de la barra a lado del teléfono que todavía admitía monedas de cinco duros vio en el soporte de “CDs a 9,95” la cara de aquel misterioso personaje que lo llevaba intrigando todo el día. Dándose una palamda en la frente y ante la extrañeza del resto de bar, Ramón Jiménez exclamó ;“Pero como coño no mi di cuenta, si era el Asuquita!!!”. Con tal particular victoria moral sobre su dispersa memoria pagó la cerveza y se dirigió a su casa….

Un poeta en Luxor. Capítulos I y 1/2.


-¿Cuántos bultos? -volvió a repetir la amable señorita, ladeando exquisitamente la cabeza con una pícara sonrisa.-Estes dous namáis. El dabajo es equipaje de mano, por si me aburro mucho.Dicho esto, levantando orgulloso su mirada, Juan se fue tan campante con su tarjetita de embarque primorosamente metida en el bolsillo del chándal, que ya empezaba a volver a su tamaño natural.

Un poeta en Luxor. Capítulo I.

-11.45 h. viernes 5 de octubre de 2007, bienvenidos al aeropuerto de Labacolla, benvidos ao aeroporto de Labacolla, benvigut a l’aeroport de Labacolla, ongi etorri aireportu Labacolla; podía leerse en grandes letras amarillas sobre fondo negro. El panel de recibimiento del aeropuerto compostelano cumplía escrupulosamente en el protocolo con las tres comunidades históricas del estado español.Llovía en Labacolla, como casi siempre, pero Juan Ayaso sabía que esas eran las últimas gotas de lluvia que vería caer en los próximos 15 días, así que no le importó mojarse, apuró las últimas caladas del chester, extendió el asa telescópica de su maleta y se adentró en la Terminal santiaguesa. Pronto localizó su vuelo en la tabla de salidas, IB 565 con destino Barcelona, haría escala en el Prat antes de llegar a El Cairo.

Mientras hacía cola para el mostrador de facturación, apoyado sobre su Roncato azul, Juan Ayaso dejó volar su imaginación y se imaginó en una terraza de El Cairo, charlando con Montserrat Castells, bisnieta del egiptólogo catalán Castells Esplugas.

La imaginó desnuda, eso le hizo ruborizarse. Morena, preciosa, de piel blanca, ojos avellana, deliciosos labios carnosos y de curvas más sinuosas que las de la Ribeiriña; y lo más importante, sensual y dispuesta. La había conocido a través de un Chat, ¿una persona culta escribiendo en un chat?, aquello no le encajaba al poeta padinés, por eso aceptó la cita a ciegas. Además, la idea de un encuentro en Luxor, sobre las ruinas de la antigua Tebas, le pareció de un romanticismo formidable, no podía negarse.
La cola de facturación de equipajes había ido avanzando paralelamente a su lasciva ensoñación, sin que el poeta de Padín se percatase. Juan cuando viajaba solía llevar ropa cómoda, ir sentado más de seis horas en el asiento de un avión con pantalón vaquero era algo cuando menos, poco recomendable. En esta ocasión se había puesto un chándal, lo que pasó después le hizo jurarse a si mismo que jamás volvería a aconsejar a nadie sobre vestuario, al menos para volar.
Cuando la azafata de facturación de Iberia lo devolvió a la vigilia y le pregunto aquello de, ¿Cuántos bultos? Juan se percató enseguida que además de sus dos maletas otro bulto más comprometido brotaba de su entrepierna…, su cara se volvió en cuestión de segundos del mismo color que el capó de un Ferrari …

lunes, 10 de septiembre de 2007

Ghettadas 2

"LIJÓ".

De apellido de origen toponímico, nada de nada. Según mis fuentes proviene de la tercera persona de singular del pretérito perfecto simple del verbo ligar, conjugada con la gheada de la zona.

Leí hace tiempo que el apellido Lijó era de origen anecdótico y provenía de un hecho real acaecido en Senxides hace ya varios capachos de décadas. Ocurrió en verano, durante las fiestas del lugar. Según parece, un lejano antepasado de los Von Tuchen que podría ser calificado con el eufemismo; "poco agraciado" -feo como la culpa para "os da casa"-, y con menos éxitos en el terreno sexual que el Cascarruchas en la NBA, había conseguido ligar al fin con una ciudadana del lugar de "A Mirandela", perteneciente a la católica Puebla del Caramiñal. Laura Pardavila, se llamaba la ínclita. La noticia fué un bombazo y corrió como la pólvora entre los vecinos:
"El Tuchen feo lijó, el Tuchen feo lijó ……" decían en los corrillos, ….
De aquel primer y único encuentro nació un hijo, que gracias a Dios tiró a la madre. Cuando ésta fue a inscribirlo en el Registro Civil de La Puebla, alegó avergonzada que desconocía los apellidos del padre. Lo que no sabía la sonrojada madre es que a los oídos de aquel funcionario del registro había llegado la historia del extraño affaire. Así que, el registrador en lugar de dejar en blanco el espacio destinado al apellido del padre, inscribió: Antonio José del que Lijó Pardavila.

La madre no se atrevió a decir nada, dobló el papel, lo metió en su bolso y se fue a casa sin levantar la vista de los pies.
La versión que yo tengo es esta …., y no me digan que no es mucho mejor que la de Monterroso Devesa ….

martes, 26 de junio de 2007

Ghettadas

Querido amigo Raphael:
Desde la desaparición, cual "ojo de guadiana", del foro donde antes de prodigabas, te conminamos a que emplees ahora éste para dejar constancia de tus literarias "perlas" (de majorica).